
Más Allá de las Calorías: Entendiendo la Alimentación Energética
En la sociedad actual, el concepto de dieta está a menudo ligado a la restricción, la pérdida de peso o el conteo obsesivo de calorías. Sin embargo, si has llegado hasta aquí buscando información sobre alimentación energética, sabes que tu cuerpo pide algo más profundo: vitalidad.
La alimentación energética, tal como la abordamos desde la Nutrición Energética Integrativa de Gemma Hortet, es mucho más que un conjunto de reglas. Es una metodología que fusiona la sabiduría ancestral de la dietética oriental con la bioquímica moderna, entendiendo que los alimentos, además de nutrientes, nos aportan una energía o frecuencia que impacta directamente en nuestro estado físico, mental y emocional.
El objetivo no es adelgazar, sino nutrirte desde el alma y conseguir ese vigor interno que te impulsa a vivir con plenitud.
Los 3 Principios Fundamentales para Empezar a Nutrirte con Energía
La alimentación energética no cree en una dieta universal. Entiende que no hay alimentos buenos o malos, sino alimentos adecuados o no adecuados para ti en tu momento vital. Para aplicarla, debes dominar estos tres pilares:
1. El Autoconocimiento: La Clave de la Nutrición Personalizada
Antes de cambiar tu despensa, debes conocerte a ti mismo(a). ¿Tienes una tendencia más Yin (frío, lento, pasivo, propenso al cansancio) o más Yang (caliente, activo, propenso a la ansiedad e inflamación)?
La alimentación energética te enseña a escuchar los mensajes sutiles de tu cuerpo: esa hinchazón después de comer, esa necesidad de dulce a media tarde, o ese despertar con poca energía. Al identificar tus fortalezas y debilidades constitucionales (basadas en tus órganos y tu historia familiar), puedes adaptar tu comida para fortalecer lo débil y potenciar tu bienestar diario.
2. El Poder de las Cocciones y su Energía
La forma en que cocinas un alimento transforma su energía. Este es un principio revolucionario de la alimentación energética. Un brócoli crudo es frío y Yin, forzando a tu sistema digestivo a gastar mucha energía para asimilarlo. El mismo brócoli cocido al vapor o en un salteado corto es neutro o cálido y mucho más asimilable.
- Para Calmar y Nutrir (Yin): Prioriza las cocciones largas, como los guisos, cremas, purés y estofados. Ideales para el invierno o si sufres de digestiones débiles o falta de vitalidad.
- Para Activar y Tonificar (Yang): Usa salteados rápidos, cocciones al wok o la plancha. Estas preparaciones mantienen la energía más superficial y te dan un impulso de vigor, perfectas para el mediodía.
3. La Calidad es Prioridad: Glucosa Estable y Grasa de Calidad
La base de la alimentación energética es la nutrición de alta densidad que garantiza una energía constante, especialmente para el cerebro.
- Glucosa Estable: Tu cerebro necesita carbohidratos, pero de calidad. Los cereales integrales (arroz integral, mijo, avena, trigo sarraceno) cocinados correctamente (con remojo y a fuego lento) liberan su glucosa de forma lenta y constante («gota a gota»). Esto evita los picos de azúcar, que son los responsables de los bajones de energía y la falta de concentración.
- Grasas Esenciales: El cerebro y el sistema hormonal requieren grasas saludables: aceite de oliva virgen extra, semillas, frutos secos, yema de huevo cocida (escalfado o poché).
El Impacto Emocional: Nutrición y Conexión Cuerpo-Mente
La alimentación energética no se limita al plato. Reconoce que cada órgano está asociado a una emoción. Por ejemplo, el bazo/estómago, si está desequilibrado por una mala digestión o un exceso de azúcares, puede generar preocupación o desconfianza excesiva. El hígado, cuando está sobrecargado, puede manifestarse como irritabilidad.
Al nutrir tus órganos con alimentos que los equilibran, no solo mejoras la función física, sino que también aportas calma y armonía a tu estado mental. Comer bien se convierte en un acto de mindfulness y autocuidado.
El Compromiso Diario: La Cocina es tu Medicina
La mayor inversión que puedes hacer en tu salud es volver a la cocina. La alimentación energética te invita a abandonar los ultraprocesados, que son comestibles sin vitalidad, y a implicarte de forma participativa en tu nutrición. Tienes que aprender dónde comprar tus alimentos, cómo cocinarlos y de qué manera integrarlos en tu ritmo de vida.
Hacer esto te permite:
- Controlar la calidad y el origen de lo que comes.
- Ahorrar energía digestiva mediante cocciones adecuadas.
- Generar una glucosa estable, clave para la memoria y la concentración.
La alimentación energética es un camino sin fin, un aprendizaje continuo que te acompaña en cada estación y en cada etapa de tu vida. Empieza poco a poco a priorizar los alimentos que te suman y a cocinar conscientemente. Tu vitalidad te lo agradecerá.